martes, julio 8

Mi crítica al palacio del consumismo.

Toda la vida he sido una fanática de la moda, por lo que gran parte de mi tiempo lo gasto recorriendo diversas tiendas, mal que mal es una de las mejores maneras de estar al día, y si quieres ser como yo y asesorar a las personas sobre su vestuario, lo mínimo no sólo es estar informada sobre lo último que esta pasando en el mundo de la moda, ni en la vida y en la psicología de las personas, sino también donde poder adquirir a distintos precios, aquello que las personas deben comprar para mejorar su estilo. Por lo tanto no se me mal entienda, todo lo que podré decir de estos grandes edificios llenos de tiendas, viene de alguien que los frecuenta mucho, lo que no quita  que al final del día considere que, si bien son cómodos, no son un gran aporte a la cultura, por más que intenten llenarlos de tocatas, salas de teatro, etc.

Mi mayor crítica a estos lugares se centra en el hecho de que si no tienes dinero para gastar, no puedes hacer nada. Es un espacio diseñado para comprar (no soy tonta, se que es el fin), lo cual se complica cuando se convierte en el centro de reunión al cual acuden las familias los fines de semana. Lo máximo que puedes hacer es caminar mirando las tiendas (para comprar como objetivo final) o sentarte a esperar algo en alguno de los pocos bancos que existen, que no pertenecen a algún café, en los cuales para sentarte, obviamente debes tomarte o comer algo. En ningún caso sirven como incentivo a compartir en familia o amigos, a vivir la ciudad. Al final el concepto terrible es: para vivir la ciudad debes vivirla en una edificio creado única y exclusivamente para consumir. 


Esto no sería mayor problema si estos lugares no se hubiesen convertido en un centro de todo, entiéndase cines, restaurantes, teatro, cafés, tiendas, clínicas, farmacias, supermercados, y todo lo otro que se nos pueda ocurrir; si todavía no están dentro de un mall, seguro no queda mucho tiempo para que lo éste. ¿Qué pasó con eso de caminar por las calles? ¿Vivir la ciudad? Ahora si quieres hacer casi cualquier cosa, la probabilidad de que tengas que ir a hacerlo a un mall o de que sea más fácil hacerlo allá, es muy alta. 

No me mal entiendan, yo soy una cliente frecuente de estos lugares, debo confesar que me sé de memoria el Parque Arauco, pero a veces me gustaría que no fueran tan comunes, que dejarán de construirlos por todas partes -ya hay demasiados en Santiago-, ciertamente más de los que necesitamos, y aparentemente hemos entendido como país que una ciudad esta más desarrollada cuando tiene un mall. Probablemente nada de esto sería dramático, ni estaría despotricando contra ellos, si no los hubiésemos convertido como sociedad chilena en nuestro centro de encuentro, en nuestra principal actividad, dejando en claro que si quieres pasarlo bien, inevitablemente es necesario que gastes plata. 


La solución, es en mi opinión harto más complicada, porque implica un cambio de mentalidad. Evidentemente seguirán construyendo estos enormes edificios (que dañan la imagen de cualquier ciudad), mientras sean rentables, o sea, mientras nosotros sigamos acudiendo a ellos, dándoles mayor importancia que la que realmente tienen. Vayamos, son cómodos para comprar, esta todo en uno, pero no lo ocupemos como nuestro centro de encuentro, no lo sigamos convirtiendo en nuestro panorama de todos los fines de semana. Hagamos también otras cosas.