Paso Uno: la historia es más o menos así: llegando tarde a mi casa, empiezo a realizar la ya más que tradicional rutina de antes de acostarme; parte sin lugar a dudas con prender el computador y hacer la diaria revisión de blogs. Revisando uno de ellos encuentro estos increíbles zapatos, sin ningún tipo de indicación de quien son!
Paso Dos: navegar e investigar por internet hasta descubrir que son de la famosa diseñadora londinense Charlotte Olympia, que son parte de toda una serie de zapatos de cara de gato, y que lamentablemente el valor de ellos es cercano al millón de pesos.
Paso Tres: la etapa en la que tengo que asumir que nunca voy a tener esos zapatos, e incluso si llega un día en el cual pudiera llegar a tener todo ese dinero para gastar sólo en zapatos es casi 100% seguro decir que el modelo ya no va a existir.
¿Por qué algunas cosas tienen que ser taaan caras?
