miércoles, mayo 14

Locuras para llegar a la capital federal: Buenos Aires, Argentina.

Este viaje empezó gracias al conocido Cyber Monday. Nunca he sido muy fanática de este concepto gringo de hacer un día de grandes ofertas -black friday o su ya mencionada versión cibernética- en el que las personas se vuelven locas comprando, irónicamente un par de días después del Día de Acción de Gracias, que según entiendo tiene como objetivo poner el foco en las cosas realmente importantes de la vida, o sea en otras palabras no lo material. 

Habiendo dado toda esta opinión casi moral, debo decir que al final, yo también sucumbí ante la tentación y las ganas de viajar. Tenía sus cuantos kilómetros acumulados en Lan, así que me dije a mi misma que era un buen momento para ocuparlos. Cyber Monday es realmente una locura, porque esta todo el mundo en las mismas, tratando de comprar como loco por las ofertas y obviamente pasa lo esperable y las páginas colpasan y uno no puede comprar nada. Sin embargo, tuve éxito, me desperté tempranito ese día y me puse a buscar los días, horas y posibles lugares para los cuales me alcanzarán dos pasajes (si, invitamos al pololo, total él trabaja y paga el hotel) con mis pocos kilómetros. Después de alrededor de una hora peleando con Lan, con el computador, con el pololo, lo logré, tenía mis pasajes comprados para el fin de semana largo del 1 de mayo. Los gringos tenían razón, son buenos estos días de ofertones, me di vuelta la chaqueta completamente.   

Ahora, no todo esto es color de rosas y maravilloso, las tasas de embarques argentinas es como que costarán los dos ojos de la cara juntos, pero ya habías llegado tan lejos, había que puro apechugar ahora. Y bueno, confieso que los horarios tampoco eran los mejores: el avión partió el día jueves 1 de mayo a las 2pm, o sea, llegamos a la capital federal a eso de las 5pm (cambio de hora y esas cosas), lo que significo estar en el hotel como a las 6pm y básicamente perder casi todo el día, por no decir todo. Y la vuelta, era perfecta, porque era el lunes de madrugada, o sea, teníamos todo el domingo para aprovechar, lo malo es que había que poner el despertador a eso de las 4am para llegar a tomar el vuelo a las 7am (¿desde cuando hay que estar 3 horas antes en los aeropuertos? parece que de algo me perdí). Lo bueno, es que logramos llegar. 


Arriba del avión, como corresponde. 


Próxima vez: las reales aventuras en la ciudad de la furia.