Lo primero que se me viene a la cabeza cuando pienso en los años ochenta, es una moda llena de excesos, peinados ridículos, hombreras y combinaciones de colores totalmente estrafalarias. Sin embargo es impresionante lo iconicas y trascendentes que se vuelven ciertas imagenes, prendas y personalidades. Pienso en Madonna, argollas grandes y doradas, mucho brillo, y la verdad prendas que por lo general no resaltan las mejores partes del cuerpo, como ensanchar el torso.
Esta década ciertamente es una gran inspiración y fuente de ideas, mal que mal una pincelada da estilo, el exceso lo quita.
El museo de la Moda de Santiago en su segunda parte de " Volver a los 80' ", nos ha deleitado con un exposición impecable. Un lugar donde se preocupan de cada detalle, creando todo un ambiente, donde la música, los colores, la iluminación de las salas estaban regulados en la justa medida. Es un museo que está de moda, que es moderno, atrevido, serio y de excelencia.
Esperando con ansías la próxima exposición.
