jueves, enero 2

New Year, New Look.


Cierto es que no hice el clásico resumen de fin de año, entre otras cosas porque dentro de todo los años suelen ser todos parecidos en lo mismo, pasan cosas muy muy buenas y otras cosas no tan buenas y otras claramente malas.  Así que creo que a lo único que hay que aspirar en este nuevo año que empieza es a tener la fuerza y trabajar las habilidades para vivirlo lo mejor posible, lleno de energía y poniéndole ganas a los desafíos y nuevas aventuras. 
Para todo esto, creo que hay que ayudarse un poquito, pues el cansancio de fin de año no se quita sólo por la llegada de un día, generalmente implica vacaciones y uno que otro cambio de mentalidad, de borrón y cuenta nueva. Así que fue para expresar estos cambios, y al mismo tiempo obligarme a pensar distinto, es que decidí sin pensarlo más de la cuenta ir a una peluquería y hacerme un cambio de look total. 

Debo admitir que soy de esas personas que aman tener el pelo largo, pero que hay dos pequeñas características de mi personalidad que obstaculizan constantemente el camino hacia un cabello voluminoso: el primero es la obsesión que tengo que tener siempre el pelo lo más cuidado, sano y bonito posible, siempre tiene que brillar y tener forma; el segundo obstáculo no es algo malo en si (como tampoco lo es el primero), es un desapego casi total por el mismo pelo. No es que sean dos cosas contradictorias, es simplemente la idea muy arraigada en mi, de que el pelo crece, por lo que en el peor de los casos, si te equivocas en algún corte, va a crecer y el problema estará solucionado. Este desapego debo dejar en claro no abarca a las tinturas, pues estas creo deben evitarse lo más posible ya que dificultan considerablemente el cuidado del cabello. 




Espero que a más de alguno le guste mi manera para empezar el año, y se anime con algún corte de pelo, ojalá algo osada. 

Mal que mal sólo se vive una vez el 2014.