Recuerdo que fue muy chica cuando mi padre empezó con sus enseñanzas con respecto al estilo y la moda. Uno de los primeros conocimientos adquiridos fue respecto la construcción de un closeth.
En esos años de infancia y juventud, cada vez que salíamos de compras, yo siempre quería comprarme todo lo que había en las tiendas y por supuesto, todo aquello que encontraba lindo. La respuesta de papá casi siempre era: "¿tienes algo con que ponértelo?". Así es, porque efectivamente no sirve de nada comprarte algo -mucho más si la prenda es cara- si al final del día, no tienes con que ponértela una vez que vuelves a la casa. El único problema de todo esto, es que mientras no tengas un conjunto de prendas básicas y no tan básicas que te permitan combinarlas con distintas prendas nuevas, las compras se vuelven algo mucho más práctico de lo que nos gustaría, comprando las típicas que todos y todas deberíamos tener:
- una buena camisa blanca (confieso que todavía no me he comprado una),
- un buen par de pantalones negros de tela.
- un par de blue jeans que te queden increíbles.
- unos buenos zapatos de taco.
- unos buenos zapatos bajo.
- una chaqueta de algún color crudo si es trench o negro si es de cuero.
Soy una convencida que teniendo esos básicos más o menos listos, podrías empezar a comprarte las cosas que te gustan si tener que ir pensando tanto si tienes algo o no con lo cual ponértelo. Eso si, como consejo de vida de compras, siempre es una buena idea hacer el ejercicio de pensar con qué en qué ocasión te vas a poner una determinada prenda, ayuda básicamente a no malgastar el dinero y así evitar comprar cosas que pasarán la gran parte del tiempo colgadas, porque no tienes ni donde ni con que ponértelas.