Quizás esto no tengo nada que ver con moda, quizás para mi tiene todo o casi todo que ver. En esos días en los que no son tan brillantes como quisiéramos, esos días que cuestan más considerablemente más que otros, esas horas en las simplemente hace frío -y no del bueno- son los momentos en que nos refugiamos en las cosas que más conocemos, aquellas que nos relajan. En esos minutos una buena ducha (con algo de música y exceso de vapor), una Vogue, una siesta y el viento corriendo como si hubiera una tormenta afuera, no solucionan los problemas, no quitan las penas, pero si te hacen sentirte un poco mejor.
Los que son músicos se calman tocando y haciendo música con sus instrumentos, otros se encierran en los libros y el estudio, o se dedican a salir de fiesta noche por medio. Yo por mi parte me relajo, inventando nuevas tenidas, arreglándome un poco más cada mañana, tratando de verme un poco más linda. Unas tenidas más, mirar más revistas, sacar más ideas, me hacen sentir mejor.
No es moda, pero siempre estoy inevitablemente unida a ella.